Populismo y sus versiones más refinadas
7 de julio de 2022
Erik Jurado
Catedrático, ex regidor y analista Político
Uno de los lastres más pesados para las sociedades son las acciones populistas. El populismo es tan viejo como el gobierno, el populismo tiene el objetivo de generar agrado en el pueblo y desviar la atención de los aspectos relevantes del gobierno.
Los gobernantes romanos se regían mediante la premisa “pan y circo” para regular los ánimos de la sociedad. Esto significa que aun cuando fueren incapaces de resolver problemas de fondo, al pueblo se le puede distraer con dadivas y diversión.
Creo esa premisa sigue vigente en nuestro tiempo, por todos lados y a todos los niveles existen muchos problemas que atañen al gobierno y que están desatendidos, y todo se olvida con una beca mensual o con un tik tok que resulte chusco.
Vivimos el tiempo del máximo populismo, donde los gobernantes razonan siempre mediante las decisiones populares y bien aceptadas, pero lo cierto es que el gobernante justo en ocasiones debe tomar decisiones impopulares, por el bien de las mayorías o de la salvación del sistema. Ejemplo de ello los siguientes casos:
Presupuestos y deudas: cada vez se ha vuelto más común que los presupuestos públicos van dirigidos a aquello que genera votos o adeptos. Eso genera un problema considerable al no dirigir los recursos hacia aquellas cosas que no se ven, pero que son necesarias. Además ese recurso aplicado al populismo, con normalidad redunda en grandes deudas. Cada Estado tiene una deuda impagable, donde gran parte de los recursos públicos están comprometidos, por cuestiones que en nada benefician.
Dadivas sociales: es frecuente que gran parte de los programas sociales no están dirigidos y medidos para solucionar problemas, sino para crear clientelismo, mantener al votante adherido a cierto partido o comprometer su opinión.
Manejo de imagen: los gobernantes manejan su imagen para la que viene, para el siguiente proyecto o para mantener el agrado de la gente, grandes cantidades del presupuesto está dirigido a la imagen del gobernante, hacer caravana con sobrero ajeno. Actualmente también el manejo de redes sociales y la publicidad.
El sostenimiento de una estructura lujosa: los gobernantes y sus prosélitos se han acostumbrado a destinar gran parte del presupuesto en comidas ostentosas, vehículos, seguridad y otras cosas, que no son más que una versión del populismo. Quieren verse importantes.
Si el ciudadano no pugna por romper ese sistema, el populismo seguirá vigente y manteniendo una clase política que no resuelve, pero es popular, una clase que desconoce el papel fundamental de la política en la vida humana, pero que mantienen vigentes sus proyectos ¿queremos eso?
Lo más seguro es que no, pero para romper ese sistema hay que identificarlo y no participar de él.