NABOGAME
3 de diciembre de 2021
Melecio Corral Solis
Originario de Guadalupe y Calvo licenciado en artes escénicas de la UACH
Sobre las márgenes de un río caudaloso que nace de las montañas que rodean a la cabecera Municipal de Guadalupe y Calvo, anclado por la gracia divina en un encantador Vallecillo se encuentra Nabogame (Lugar de Nopales), que fué la última misión Jesuita en el norte del país de aquellos tiempos de la colonización española. Las cuatro grandes paredes de aterrado del exterior se encuentran agrietadas y carcomidas por las inclemencias del tiempo y por la indiferencia de los habitantes del lugar, pero en su interior existe un techo de finas maderas talladas por grandes maestros de carpintería que dejan anonadado a quién las contempla.
Fue el Misionero Jesuita Tomas de Guadalajara ,Rector de las Misiones de Tarahumaras quién la fundó en la primera década del siglo XVIII y la nombró Santa María de Guadalupe de Nabogame, cuando apenas eran solo unas paredes improvisadas para evangelizar a los nativos Tepehuanes. La Misión de Nabogame fue fundada junto con la de Baborigame en esta bella y afrodisíaca tierra GuadalupeCalvense y a la muerte del gran fundador Tomás Guadalajara quedó abandonada por un largo tiempo.
Una tarde de octubre de 1723 después cruzar el desierto seco de Chihuahua y de realizar una larga travesía por sierras y barrancos se presentó ante los nativos de Nabogame el Jesuita misionero Benito Rinaldini, sacerdote de gran espiritualidad y vacación de servicio. Evangelizó y convivio con los Tepehuanes por muchos años, dominó con maestría está complicada lengua a tal nivel que escribió un vocabulario, un confesionario y el catecismo en Tepehuan cuyo trabajo quedó plasmado en un libro Titulado "El Arte de Lengua Tepehuana.
Rinaldini fué solicitado en otras misiones de la Baja Tarahumara y de nuevo está misión quedó en el abandono, provocando que muchos nativos volvieran a las montañas y se dispersaran de nuevo por toda la serranía.
Fue en hasta el año de 1744 cuando El Padre Miguel Wirtz, el tercer Jesuita misionero en estas tierras, que puso la primera piedra para construir la Casa curato y levantar la iglesia que estaba destruida y deteriorada.Una vez terminada la iglesia, con gran profesionalismo pintaron las paredes con santos, vírgenes,angeles y arcángeles; el confesionario y el techo con finas maderas esculpidas y la fuente bautismal de piedra con gran maestría labrada que aún se conserva.
El trabajo de padre Miguel Wirtz fue muy grande, no solo en Nabogame si no en toda la Sierra y barrancos,pues enseñó a los nativos a sembrar la tierra y a conservar gran parte de sus tradiciones. Cuentan los historiadores que seguido veían al Padre Wirtz caminar por las llanuras, bajar y subir las montañas con una biblia en la mano derecha y en la izquierda un libro de medicina para curar a los enfermos.
Una tarde fría de diciembre muere el padre Wirtz, víctima de los achaques por su vejez en el techo de la Casa-Curato de Nabogame u ahí mismo fue sepultado entre lágrimas, antes de que fueran los Jesuitas expulsados por el Rey de España y llegarán a suplirlos los Frailes Franciscanos.
Hoy en día, con la mezcla de Sabochis y Tepehuanes, las tradiciones se han deteriorando y más con la llegada de la letal pandemia padecida. En verdad se extraña ver bailar a los famosos pintos y verlos correr la bola por las márgenes del rio.
Nabogame, es la última de las 162 misiones fundadas en el norte del país que aún perdura y que se arrulla por las noches con la bella armonía que emanan las aguas que van gustosas a abrazar a su majestad el mar.
El Mele "El poeta del pueblo"
Fuetes informáticas: Libro Guadalupe y Calvo de Fco. R.Almada y el libro de Misiones Jesuitas Siglo XVII y XVIII de Zacarías Márquez.