Por Erik Jurado

Leer la política es un arte. Así como los niños aprenden los fonemas y la articulación de las letras para comprender textos con un esfuerzo considerable, así los adultos deben aprender a leer la política. La lectura requiere técnica que se perfecciona; a más edad y conocimiento de la naturaleza humana y social, mayor capacidad de entender lo que sucede en la vida comunitaria y en el ámbito del poder, se lee mejor.

¿para que leer la política? Así como el acto de comprender las letras representa la inducción a una realidad simbólica para las personas, leer la realidad política representa la capacidad de estar en condiciones de entender y modificar lo que sucede en la estructura del poder. Solo el que puede leer la política se puede comportar a la altura de la situación y ser parte de los que deciden que hacer. Quien no entiende la política queda a Mercer de ella, a merced de otros que están decidiendo sin tomarle en cuenta, porque sencillamente no ha buscado se le tome en cuenta.

La política de nuestro tiempo ha tomado niveles de complejidad muy peculiares, pues al vivir en sistemas democráticos es importante que el ciudadano promedio comprenda sobre los temas del poder, la administración pública, que sepa sobre dinámica de los grupos, este enterado de noticias locales e internacionales, que entienda sobre economía, y además que sea consciente de la actividad de las diferentes administraciones en las que se encuentra dentro, para así poder emitir un voto responsable, pero también participar activamente en las sociedades modernas. Leer la política actual es complicado, pero haré un esfuerzo por simplificar mucho de lo que sucede a nivel nacional en vísperas a la elección del 24.

Desde la entrada de López obrador a la presidencia de México se dio un fenómeno muy peculiar, que no es precisamente un cambio ideológico en la visión del poder, no, fue retomar una ruta que se había abandonado en México desde hace varios sexenios. López no vino a traer una 4ta transformación vino a recolocar el sistema de gobierno con el que los mexicanos están familiarizados, un sistema paternalista y autoritario que asume todo el control y el poder en una solo figura. En términos democráticos y políticos efectivamente lo que sucedió fue un retroceso, pero sin duda se volvió a un sistema de gobierno con el que el mexicano promedio se siente muy cómodo. Nunca ha existido un ejercicio franco por cambiar la visión y la cultura, por ningún partido en el poder, de una u otra forma todos han procurado la ignorancia como mecanismo de control y manipulación, cada gobierno genera un chantaje discursivo a la gente donde pareciera que han conseguido favores por ellos y están en deuda. Esa arma tiene doble filo, pues al final el más popular la usa a su favor.

En México hoy estamos en un encontronazo de popularidad, pero vista desde la perspectiva del control. MORENA, el partido en el poder, del cual estoy seguro se afianzará por algunos años más esta apostando a usar las viejas estratagemas de gobierno, y la oposición está apostada en una alianza sin ojos ni visión, donde la única ruta es derrocar al actual, pero no hay claridad del como y el para que.

Y ante ese encontronazo que se ve venir, no se visualiza un cambio esperanzador y para nada propuestas para despertar al país y echarlo a andar, se observa solo búsquedas incesantes de espacios políticos que sirven como fuente de empleo y mecanismos para seguir abuzando del presupuesto generado por la clase trabajadora, desde mi óptica no hay un camino claro de como cambiar el escenario, sólo tenemos dos grupos que se disputan el poder.