Harfuch, el de ciudad Camargo
2 de noviembre de 2023
Rafael Navarro Barrón
Editorialistas Libres de Parral
La foto del joven policía, mostrando el abdomen, deslumbró a sus admiradoras que, literalmente, encendieron las redes sociales. La sugerente gráfica, mostraba a un hombre atlético, con apenas una trusa que alcanzaba a asomar la bastilla elástica de su calzón. La marca de su ropa interior mostraba la finura de su estatus a la altura de la figura que aparecía en la imagen.
La corpulencia de este hombre, de 41 años de edad, refleja el trabajo en el gym y la disciplina alimenticia. Expertos en análisis fotográficos, aseguran que la fotografía pasó, antes de su publicación, por el Photoshop.
Las cibernautas echaron a retozar sus hormonas con sugerentes comentarios en la página de Facebook donde aparecía esta versión mexicana de Rambo, en sus mejores días.
La pose fotográfica del jefe policial refleja la frivolidad de este personaje. No imagino al negro Durazo con el dorso y el abdomen descubierto, mostrándose al mundo en las redes sociales.
Al personaje del momento, el periodista Carlos Ramos Padilla lo expone como “asesino”, en un artículo publicado en el periódico digital Relevante Mx, bajo el título ‘Con Placa de Policía’.
El trabajo Carlos Ramos narra que el padre de este aprendiz de modelo, el comandante Javier García Paniagua, referido como un policía de carrera, convocó en un rancho a miembros de su familia, una gran mayoría menores de edad que acudieron a acompañar a sus dos hijos.
En un momento determinado tomó un arma de fuego y dijo a sus sobrinos y a su hijo, Omar: “¿Quién mata a este cabrón?”, señalando a un mozo que estaba cerca del grupo.
Alfredo García Paniagua les ofreció el arma de fuego, haciendo un pase de lista, uno por uno. Todos enmudecieron. Solo se escuchó la voz de Omar García Harfuch diciéndole: “Yo papá”. El párrafo acaba con la sugerente frase. “Él lo sabe”.
Omar García Harfuch tiene una página de Facebook que lleva su nombre, pero los autores aclaran que la autoría pertenece a los ‘fans’ del policía más famoso de México y posible candidato al gobierno de la Ciudad de México, por Morena.
Los orígenes del policía favorito de Claudia Sheinbaum se remontan a la Ciudad de Camargo, Chihuahua, conocida como la ‘Cuna de Artistas e Intelectuales’. Hay que aclarar que él nació en Cuernavaca, Morelos.
Su abuelo materno fue José Harfuch Stéfano, un hombre con acentuados rasgos de los nacidos en medio oriente. El hombre era propietario de un negocio de frutas y legumbres en el Mercado Municipal, ‘Abraham González’.
El mercado aún está en pie, casi con la misma infraestructura desde su creación, que fue a principios del siglo pasado.
Es el Camargo que amamos los nativos de ese lugar, pero que le reprochamos su estancamiento en el tiempo.
Don José tenía una hija que se llamaba Luz, pero le decían Lucita, era la menor de la familia. Tenía también otra descendiente, la mayor, que se llamaba María e intentaba convertirse en maestra y mejorar su condición de vida.
El viejo libanés nunca aceptó que se le llamara Pepe, porque ese apelativo era muy mexicano. Lucita era la única que ayudaba a su padre -de origen libanés- en la actividad comercial. Se le distinguía por los profundos achatados, muy propios de las razas que profesan el Islam, aunque la familia era católica.
Quienes conocieron a María Harfuch Hidalgo de niña y adolescente refieren que tenía el síndrome que desarrollamos muchos camarguenses que no se van, huyen de la ciudad antes de quedar atrapados en esa vorágine de recuerdos.
La regla del camarguense es que quien logra salir ya no regresa y, en ocasiones, ni siquiera aceptan ser sepultados en el panteón que se caracteriza por esa tierra blanquecina, casi del color de la cal.
Quien visita el panteón municipal se empapa de esa tierra pegajosa, que muestra el color blanco hasta en las llantas de los vehículos.
Sobra decir que en mi nativo Camargo confluían personajes de origen árabe libanés, como los Daw, los Elías y como olvidar al bondadoso Camilo Méouchi, padre de José Pablo y de Carlota. Pepe hizo historia como director de una histórica preparatoria que preparó a decenas de brillantes profesionistas.
Hablamos de la legendaria Santa Rosalía, hoy Camargo, que ha visto nacer y transitar a artistas, poetas, intelectuales, políticos, cineastas, periodistas y escultores, por eso se le llaman ‘Cuna de Artistas e Intelectuales’.
Es Camargo la ciudad donde nació y fue maestra doña Dolores Carbajal, abuelita del ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari. La fotografía del rostro de la profesora aparece en el Diccionario de Mujeres Ilustres de Chihuahua, recopilado y escrito por la profesora camarguense María Barrón del Avellano.
Cuando nació Dolores Carbajal Ortigosa, el 28 de diciembre de 1882, su padre, José Enrique Liborio de Jesús Carbajal Acosta, tenía 30 años y su madre, Margarita Ortigosa Acosta, tenía 25.
Dolores se casó con el Capitán Eduardo De Gortari Zerecero, el 26 de octubre de 1907, en la Ciudad de México.
La maestra Lolita tuvo dos hermanas y tres hermanos. En 1970, a la edad de 88 años, falleció en la ciudad de México. Su nieto, fue electo presidente de la República, en 1988.
Uno de sus primeros actos como mandatario electo de nuestro país fue visitar la casa donde vivió la decana del magisterio, en el municipio que lleva el nombre del caudillo insurgente, Ignacio Camargo, fusilado en Chihuahua el 10 de mayo de 1811.
En 1988, acudí a la ciudad de Camargo, enviado por el periódico Novedades de Chihuahua. La intención era realizar la crónica de la visita del presidente electo a la ciudad donde nació doña Dolores Carbajal. Esta querida profesora había permanecido en el anonimato, hasta que su nieto fue presidente.
Entrevistar a Carlos Salinas de Gortari no fue una tarea difícil, dado que en la casa donde se hospedó, un día antes por la noche, era propiedad del doctor Juan Ibarra que tenía una profunda amistad con mi familia.
El presidente electo se veía relajado, fresco a las 9:45 de la mañana. Estuvimos presentes el periodista Eduardo Osorio, enviado especial de El Heraldo de Chihuahua y un servidor, comisionado por Novedades de Chihuahua.
El político neolonés ofreció la entrevista vestido con uno ‘pans’ color café claro, una chamarra del mismo color que decía su nombre en el lateral izquierdo y tenis deportivos, pues había salido a trotar muy de mañana.
Nos permitieron entrar hasta el hall en espera de que el presidente terminara de desayunar. Desde el punto donde nos encontrábamos se alcanzaba a observar una fuente, al centro de la vieja casona de estilo colonial. El jardín era abundante y una gran cantidad de macetas adornaban los laterales de los pasillos. Predominaban los geranios.
Al fondo estaba la cocina y allí estaba Salinas, de espalda a nosotros. Podíamos observar el movimiento de sus manos, mientras dialogaba con la familia. Sin lugar a dudas era el centro de atención de los comensales, casi todos familiares directos del doctor Ibarra.
La escena era notoria a través de una enorme ventana que tenía vidrios trasparentes y una discreta cornisa que cubría la parte superior del ventanal. Detrás del chapitel fue colocada una tela, a manera de cortina, de color mostaza con vivos verdes.
Había una jarra con jugo de naranja en el centro de la mesa y pan dulce en una panera de cristal. Después supe que habían comido carne seca a la mexicana, revuelta con huevo, frijoles graneados, café, tortillas de harina.
También se sirvieron blanquillos revueltos con el tradicional chorizo de Camargo, de la familia Sáenz. El presidente comió machaca, un poco de fruta y frijoles graneados.
La entrevista con Carlos Salinas se realizó después de que le entregué el Diccionario de Mujeres Ilustres de Chihuahua, donde aparecía la foto de doña Dolores Carbajal en la portada: “¡Mi abuelita!”, exclamó el presidente al mirar el libro.
Nos miró un tanto exaltado y nos confesó: “Por eso estoy en Camargo, por esa extraordinaria mujer que no pudo atestiguar la llegada de uno de sus nietos a la presidencia”, dijo Salinas mientras se le iluminaban sus ojos, como si estuviera invocando el pasado con un recuerdo muy grato.
“Y este libro, ¿de dónde salió?”, preguntó Salinas. A un lado mío había colocado una caja de cartón con varios ejemplares que la autora le había enviado al próximo presidente de México.
“Mi abuelita es la autora”, le dije a Salinas, que estaba ensimismado leyendo la biografía de doña Dolores Carbajal. La historia de su abuelita era un resumen de su entrega al magisterio, de su nacimiento y de su paso por la perla del Conchos.
“Le traje varios ejemplares, para que disponga de ellos”, rematé, al tiempo que el presidente se sentaba en un sillón de estructura metálica, cuyo asiento y respaldo eran de mimbre tejido. Tenía unos cojines recién estrenados, bordados a mano. Eran notorios unos tucanes como los del Verde Ecologista, pero más estéticos.
Junto al presidente electo estaba el doctor Ibarra, dueño de la casa y personal del Estado Mayor Presidencial. El equipo de trabajo del nuevo gobernante aún estaba en el hotel Baca, esperando instrucciones.
Un día antes, el presidente electo, ordenó modificar la ruta del camión especial donde él viajaba para que los periodistas que seguían su gira no se enteraran del lugar donde iba a pernoctar.
Llegó a la casa de los Ibarra, ya por la noche. El staff del presidente le había preparado la cena. Fue en ese momento cuando el presidente tuvo un breve diálogo con la familia y luego se fue a conocer la vieja casa.
Una joven mujer, hija del doctor Ibarra, dialogó aquella noche con el presidente y descubrió el lado poético de Salinas de Gortari. Declamó y mostró el acervo literario que corría por sus venas. Aquella velada parecía un encuentro romántico que terminó poco antes de las 11:30 de la noche.
Cuando estuvimos con el presidente, el doctor Ibarra introdujo la plática. Salinas estaba de muy buen humor. “A ver Juan, ¿qué me quieres decir?”, preguntó el presidente. El galeno le informó a su invitado que yo era de Camargo, hijo de camarguenses y nieto de la autora del libro.
“¡Qué cabrones!, estoy rodeado de camarguenses ¿qué puedo hacer?”, dijo espontáneamente Salinas. Todos reímos, pues el tono de su voz y el énfasis de su palabra parecía que, efectivamente, estaba rodeado de saltimbanquis camarguenses.
Los libros que entregué al presidente Salinas habían sido editados y producidos por el Centro Librero La Prensa, propiedad de la familia Martínez. Hasta unos meses antes de morir mi abuelita María acusó a Bonifacio y a Patricio de ladrones, de pillos y desgraciados. “Son unos ladrones…infelices, no tuvieron madre”, refería aquella ejemplar mujer que fue maestra, historiadora, escritora y política.
Los Martínez se culpaban entre sí: Patricio siempre dijo que fue Bonifacio el que defraudó a mi abuela y Bonifacio culpó a Patricio. Uno de los dos se quedó con las regalías del libro, haciendo su gran negocio cuando Salinas de Gortari estuvo en el poder. Eso refirió también la autora del libro.
Mi abuelita recorrió un camino muy largo como fundadora de la primera ONG que aglutinaba y defendía a las mujeres. La organización se llamó “Alianza de Mujeres del Norte”. Fue candidata al Senado por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana que, por desgracia, perdió el registro el año en que ella se ilusionó con ser parte del poder legislativo.
Sus restos descansan en el panteón de su ciudad natal, Camargo. El emblemático camposanto mantiene una frase desde antes de que yo naciera, colocado en la entrada principal: “Postraos, que aquí la eternidad empieza y es polvo la mundanal riqueza”.
Santa Rosalía de Camargo es, además, el lugar de nacimiento de David Alfaro Siqueiros, de quien el historiador Manuel Lara Gabaldón, hermano de otro periodista distinguido de Camargo, Eleazar Lara, escribió un artículo titulado ‘Un visitante distinguido’ que narra la llegada del muralista en su visita de escasos minutos a su tierra natal.
Según el artículo, “Siqueiros iba con destino al norte del país, posiblemente a Ciudad Juárez, y la profesora María Barrón del Avellano, entonces Inspectora de Educación, se dio cuenta del tránsito del distinguido visitante. Tomó a un grupo de estudiantes, invitó a los maestros de las escuelas de la zona y enfiló rumbo a la estación de Ferrocarriles Nacionales de México.
Cuando el tren de detuvo, un maestro subió a uno de los vagones y le pidió al maestro Siqueiros que les hiciera el honor de descender. El motivo era entregarle una copia de su acta de bautismo que los camarguenses tramitaron en el templo de Santa Rosalía”.
El muralista agradeció el gesto con abrazos y permitió que el único fotógrafo del pueblo tomara las imágenes que, poco a poco, se han ido perdiendo en los archivos particulares y de la legendaria Ciudad.
En 1950, la revista Impacto, en una entrevista con el otro gran muralista mexicano, Diego Rivera, revelaría la raíz ateísta, tanto de él, como de David Alfaro Siqueiros.
Por eso, aquel gesto de llevarle el acta de bautismo en un templo católico, era como una afrenta a sus ideales del presente. Pero el ‘coronelazo’, como también le decían al maestro en honor al autorretrato del camarguense, no dijo nada.
Siqueiros decía que había nacido en Santa Rosalía, hoy Camargo, el 29 de diciembre de 1896. El escritor Victor Mendoza Magallanes, en su libro Siqueiros, visión de un chihuahuense, confirma, a través de pruebas documentales y testimoniales, que el pintor efectivamente era oriundo del estado de Chihuahua. Su padre fue Cipriano Alfaro Palomino, era abogado, y su madre, Teresa Siqueiros Feldman, ama de casa.
En una carta donde Diego Rivera da la exclusiva para la revista Impacto, revela que Siqueiros fue autor de un cuadro con motivos religiosos y refirió que ‘una dama de la sociedad’ del entonces Distrito Federal, identificada como María Asúnsulo, conservaba la pintura de su colega, en donde retrata a la virgen María cargando al niño Jesús y, en segundo plano, a un niño santo que observa a ambos.
Se le conoce como la Virgen de la Silla, cuyo original fue pintado por el artista renacentista Rafael Sancio. El dibujo original se encuentra en la galería Palatina del Palacio de Pitti de Florencia, Italia.
Lo increíble es que Siqueiros, como se le recuerda al muralista, lo pintó cuando tenía 10 años de edad utilizando pintura vinílica y brocha gorda. Lo hizo en una sábana que él mismo cortó en forma circular. Por la timidez dada la calidad de la obra, lo guardó por años y hoy se constituye como la única obra religiosa del maestro camarguense.
El artista tenía arrumbado el cuadro en su taller de la Ciudad de México. En una ocasión, la dama de sociedad, María Asúnsulo observó el dibujo de Siqueiros y al mostrar interés en la obra, el maestro se lo regaló.
Santa Rosalía también es la cuna Luz Elena Ruiz Bejarano, mejor conocida como Lucha Villa. La cantante y actriz está por cumplir 87 años, el 30 de noviembre. La intérprete de canciones vernáculas es conocida como ‘La Grandota de Camargo’.
Una desgracia llegaría a la vida de Lucha Villa en 1997, cuando se sometió a una cirugía plástica donde algo salió mal, originando que la cantante quedara en coma durante algún tiempo y, al despertar, los médicos advirtieron un problema neurológico. No podía hablar, ni moverse, por lo que la artista abandonó el mundo musical en forma definitiva.
La niñez de Lucha Villa pasó inadvertida en la ciudad de Camargo, pocos conocen ese tiempo en que la Grandota estudió la primaria y caminaba por las calles del pueblo. Solo se recuerda como una niña muy alta, en comparación con el resto de sus compañeras de escuela.
En su juventud, su estatura era de 1.75 m. Lucha se ha casado en cinco ocasiones y los camarguenses no recuerdan un solo acontecimiento de importancia que ligue su lugar de nacimiento, con su carrera como cantante.
También el escultor, Enrique Carbajal ‘Sebastián’ es camarguense. A pesar de su espectacular trayectoria, en su ciudad natal, nunca ha dejado plasmada alguna de sus obras de arte.
Sebastián es fabricante de figuras geométricas monumentales en lugares donde se garantiza un alto pago por sus servicios. Fue el caso de la Equis de Ciudad Juárez, donde obtuvo una suma millonaria por la espectacular obra, ahora símbolo citadino.
En la lista de los artistas e intelectuales camarguenses figuran los tenores Roberto Bañuelos y José Luis Ordóñez Sáenz; el periodista Jesús Sánchez Hermosillo, conocido como Archivaldo que trabajó casi toda su carrera en la revista Impacto, donde llegó a escalar altos cargos en el área de redacción.
Se puede recordar al finado cineasta Gonzalo Martínez Ortega, hermano de Socorro Bonilla, cuyo nombre real era María del Socorro. El apellido lo tomó de su primer esposo, Héctor Bonilla de quien se separó pocos años después de contraer nupcias.
En este núcleo familiar también se encuentra Alma Delfina, actualmente de 62 años de edad y Evangelina, de 87 años, también actriz.
La ciudad de Camargo vio nacer al actor Aarón Hernán, a la actriz Leticia Rodríguez Porras; a el bailarían Nicolás Magallanes; a los poetas Zolón Sabrete y Ramón Armendariz Salazar; a Juan Arturo Ortega Chávez, compositor del Himno de Chihuahua.
Fue, además, la cuna de don Luis H. Álvarez político destacado dentro del PAN, quien llegara a ser candidato a la presidencia de la República, alcalde de Chihuahua y miembro del gabinete presidencial de Vicente Fox.
Otro político reconocido es Práxedes Giner Durán militar y político, el único gobernador camarguense que ha tenido Santa Rosalía de Camargo, un hombre duro, de corte militar que vivió momentos difíciles en su periodo de gobierno.
En Camargo se recuerda la muerte de uno de sus nietos quien recibió un balazo en el patio de la vivienda del mismísimo general. Aparentemente el arma fue accionada por un familiar cercano. El niño fallecido se llamaba Honorato.
También es la tierra de Mario Iván Martínez, actor; Javier Ortega Urquidi, escritor; José Mendoza Lara editor y poeta; y Homero Vela, cantante.
Justo es destacar que, en Ciudad Camargo, han nacido importantes periodistas, algunos de los cuales aún están activos. Podemos citar a Eleazar Lara Gabaldón, a Luis Carlos Carrasco Martel, a Víctor Armando Rey, a Abelardo Hurtis, ya finado; a Hugo y Carlos Piñera, decano del periodismo radiofónico, Hugo Valles, entre otros muchos más, como Alfredo Piñera.
No podemos dejar de citar al gran periodista, asesinado cruelmente en noviembre del 2008, Armando Rodríguez, El Choco; a Leonel García Chávez y a don Carlos García, padre de Leonel, quien fue editor y director del periódico ‘Ecos de la Semana’.
Por las circunstancias políticas que se dan en el país, en este momento, la artista María Sorté, es la más representativa entre esa pléyade de distinguidos camarguenses.
Para ser precisos, el nombre real de la artista y cantante es María Harfuch Higaldo, hija de don José Harfuch Estéfano y doña Celia Hidalgo.
La biografía no autorizada de María Sorté, establece que esta distinguida mujer tenía planes de ser maestra.
Cuando María concluyó la secundaria, empezó a dar clases en primaria por lo que en un tiempo de su vida viajó a la ciudad de Chihuahua para inscribirse en la Escuela de Mejoramiento Profesional. Después estudió la preparatoria.
María Sorté nació el 11 de mayo de 1955. Tras frustrar los planes de integrarse al magisterio, viajó a la hoy Ciudad de México para estudiar la carrera de medicina, pero al presentar el examen de admisión a la universidad entró también a la academia de actuación de ‘Andrés Soler’, donde se quedó a estudiar y fue impulsada en la carrera de actuación.
La actriz de teatro, cine y telenovelas, estuvo casada con el político Javier García Paniagua. La pareja tuvo dos hijos: Omar y Adrián. El decano policía y militar murió en 1998, de un infarto fulminante.
Su carrera policial, bastante cuestionada en su momento, concluyó cuando tenía pocos años de casado con María Sorté. La artista se hizo cargo de la conducción de sus hijos. Omar tenía 16 años cuando perdió a su padre.
Después de una etapa de crisis emocional y depresión, María Sorté se convirtió al cristianismo, asistida por la ex diputada del PAN, Rosi Orozco, la mujer escándalo, ahora dueña de librerías y restaurantes que enfocan su visión hacia los evangélicos.
Fue así que Omar y su hermano, ambos padres de tres respectivos hijos, también han incursionado en los grupos evangélicos cristianos de la Ciudad de México.
El paso por la política de Omar García Harfuch ha ido de la mano con el mundo de la farándula y las iglesias evangélicas, sobre todo de los grupos religiosos que están ligados a la corriente de la ‘teología de la prosperidad’ donde se han refugiado los grupos neopentecostales que creen que “Dios quiere que todos los cristianos sean prosperados en su economía. El que es pobre no está bendecido por Dios”.
También creen que hay que dar, en abundancia, el dinero y otros bienes materiales a los ministros, profetas y apóstoles de la iglesia para recibir a cambio dinero en abundancia, porque Dios así trabaja”, según su visión.
El padre de Omar García Harfuch nació en el municipio de Casimiro Castillo, Jalisco, fue hijo del general Marcelino García Barragán y de Dolores Paniagua. Su padre fue gobernador del estado de Jalisco y secretario de la Defensa Nacional de 1964 a 1970 en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
En el periodo de García Barragán ocurrió la matanza de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Tuvo un hermano, Marcelino García Paniagua, que fue presidente de la Federación Mexicana de Futbol y del Club Deportivo Guadalajara.
García Paniagua contrajo matrimonio en dos ocasiones, la primera en Colima, con Olivia Morales García y del que nacieron seis hijos: Javier García Morales, quien fue secretario general adjunto del comité nacional del PRI y murió asesinado el Guadalajara, Jalisco, el 7 de septiembre de 2011. Su segundo matrimonio fue con la actriz y cantante María Sorté, con quien tuvo dos hijos: Adrián García Harfuch y Omar García Harfuch.
En 1952, Javier García Paniagua ingresó como cadete al Heroico Colegio Militar. Causó baja después porque no tenía vocación para la carrera militar.
Omar García Harfuch nació en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, el 25 de febrero de 1982. Se puede decir con todas las letras que es nieto de Marcelino García Barragán, militar revolucionario, gobernador de Jalisco y secretario de la Defensa Nacional de 1964 a 1970, en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
Omar García Harfuch es licenciado en Derecho por la Universidad Intercontinental y licenciado en Seguridad Pública por la Universidad del Valle de México. Tiene estudios de especialización en seguridad en la Universidad de Harvard y en el Buro Federal de Investigaciones (FBI) y la Administración para el Control de Drogas (DEA) de los Estados Unidos.
En 2008 ingresó como jefe de departamento en la entonces Policía Federal Preventiva de la Secretaría de Seguridad Pública, durante el gobierno de Felipe Calderón, como jefe de departamento.
El 9 de noviembre de 2016, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, fue nombrado comisionado de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República en sustitución de Tomás Zerón, permaneciendo en dicho cargo hasta el fin del gobierno de Peña Nieto.
En junio de 2019, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, lo nombró jefe de la Policía de Investigación (PDI) de la Procuraduría de la Ciudad de México, así como coordinador de Inteligencia de su gabinete de Seguridad.
El 4 de octubre de 2019, fue nombrado titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Ciudad de México, tras la renuncia de Jesús Orta Martínez.
El 26 de junio de 2020, cuando circulaba por la avenida Paseo de la Reforma en la Ciudad de México, integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación perpetraron un atentado armado en su contra. Dispararon 789 balas, provocándole tres heridas por impacto que no pusieron en riesgo su vida. Sin embargo, dos de sus escoltas y a una mujer, que circulaba por el lugar de la emboscada, fueron muertos en el lugar. Catorce atacantes fueron detenidos.
El 9 de septiembre de 2023, presentó su renuncia como titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, según él, para integrarse a la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum. Dos semanas después, anunció su intención de contender por la jefatura del gobierno de CDMX. El 25 de septiembre se registró formalmente para buscar la candidatura de Morena.
El policía de #EsClaudia quiere ser el próximo jefe de la Ciudad de México.