Erik Jurado

Producto del asombro frente a la naturaleza y la observación detallada, además de la construcción continua y espontanea del lenguaje el hombre rudimentario dio un paso a la humanidad, y creó el conocimiento.

El ser humano en dominio de la razón que le otorgó su pensamiento-lingüístico comenzó una primera sistematización del mundo, entendió los ciclos de la naturaleza y ello le otorgó un primer control sobre su entorno, su propia vida y actividad. Una vez que comprendió parcialmente los ciclos que gobiernan al mundo, pudo administrarlos. Esta primera administración racional del mundo le permitió generar sociedades más grandes en número y cualidades.

Tener control sobre la siembra y el cuidado del ganado le llevó a asentarse y posteriormente a desarrollar las artes (libres y prácticas) lo cual generó un estadio distinto de la política humana, el hombre creó sociedades fundadas en la ayuda mutua a un nivel más complejo que en la etapa anterior. Esto es conocido por los historiadores como el periodo de las grandes civilizaciones y que va de la mano con el arraigo de ciertos aspectos aun vigentes.

Los hombres se asumieron parte de familias y regiones, es en este momento de la historia donde la territorialidad se acentúa y la política se vuelve más importante. Es precisamente en este apartado de la historia que inicia con la aparición y registro de la escritura y la caída del imperio romano, donde el ser humano se asume una criatura diferente al resto de los seres vivos sobre este mundo, pero se funda lo que hoy conocemos como cultura humana.

Es precisamente de la antigüedad y la gesta de las grandes civilizaciones en las que se funda esa visión actual de progreso humano y una vocación divina. Las religiones son otro rasgo que encuentra aquí una mutación, probablemente una solidificación, pues se rompe con la práctica tribal, fundada principalmente en el conocimiento de la naturaleza y la magia, para generar propiamente las religiones que darán ruta espiritual a la existencia humana.

El ser humano en este periodo es ya un ser religioso y técnico, conocedor del mundo y con una perspectiva social más marcada, es aquí donde probablemente se construye la visión civilizatoria y se piensan los principales valores del mundo (de ambas culturas; oriental y occidental).

A partir de este momento el ser humano avisara opciones para su vida, pero la más importante es la del desarrollo de su pueblo, incluso por encima del destino particular está el de la familia, las familias, la ciudad o el pueblo y más importante el de la humanidad. De este momento nos acompaña una visión de mañana, tenemos un compromiso civilizatorio que va casi a la par con el compromiso de la especie, pues aunque naturalmente nos viene la necesidad de cuidad de la progenie, socialmente nos viene el compromiso de seguir desarrollando mejores condiciones de vida y cultura, es a partir de aquí que el ser humano no se conforma con vivir junto al rio, ahí donde crece la fruta, sino que busca que sus frutos y productos sean los mejores y conquistar todo lo que esté de paso.

Es la antigüedad el surgimiento del ser humano que conocemos.