Nuevo año
1 de enero de 2025
José Guadalupe Rocha Esparza
DICHO POR ROCHA
Recuerdo haber leído en mi adolescencia que, en una isla del sur poblada por unas tribus muy primitivas, celebraban cada solsticio de invierno una fiesta muy singular para conmemorar el nacimiento de la luz. Al son de los tambores sincopados, los jóvenes elegían a los más veteranos de la aldea o de grado y a la fuerza los encaramaban en lo alto de los cocoteros.
Una vez arriba, les advertían que se sujetaran bien a las palmas reales. Era su última oportunidad de merecer aún la vida. Entre cánticos rituales al ritmo de tambores, los jóvenes comenzaban a agitar los troncos con ímpetu descomunal propio de la edad. Como cocos de agua ya maduros, algunos viejos caían al suelo para que dejaran paso a la vida que venía detrás.
Pero había algunos sexagenarios, septuagenarios u octogenarios que conseguían superar la prueba agarrándose muy fuerte a sí mismos, bajando del cocotero en medio de aplausos, siendo muy respetados. Por ello conviene agarrarse (sic) bien al cocotero que se levanta ante el futuro de este año 2025, amar la vida y tener como principal proyecto no morirte.