DICHO POR ROCHA

Urge en nuestro México una ética de la humildad y la solidaridad, mimbres morales que den sustento a una nueva política centrada en el bien común que hemos perdido de vista por ese marasmo resultante de ira y frustración que alimenta la polarización y la continua protesta, que reduce la confianza en las instituciones y la de nuestros propios conciudadanos del país. 

El discurso público de todas las campañas políticas en nuestro México se ha ido volviendo cada vez más groseras y estridentes, con los partidarios de uno y otro bando partidista, gritándose y tuiteándose reproches sin hacer caso del rival, coprolalia pura. Esas tendencias patológicas de proferir obscenidades son ausencias de convicciones éticas o morales. 

México continúa atascado en la desigualdad económica y la polarización política, con un debate político envenenado. Ni unos ni otros cultivan el arte de escucharnos unos a otros, sumar nuestros intereses y preferencias individuales para maximizar el bienestar común. Imperioso hacer de la vida pública más generosa, menos rencorosa, más cívica y menos reaccionaria.