Entrevista:
24 de noviembre 2021
Muriendo con el Asesino, una mala compañía
En el verdadero valor de los días no caben los adjetivos.
parte 3/3.
Colaboración especial de Christian Baeza.
Sus ojos delatan que está a punto de derramarse una lágrima. Sigue sin entender porque Dios o cualquier otro ente, bueno o malo decidió por ella el destino de su vida. Esperanza da ha tomado una decisión final; que hacer qué hacer con el segundo tratamiento contra la leucemia.
Durante los últimos dos años, Esperanza llevó ha llevado al pie de la letra un tratamiento poco agresivo para su salud, pretende erradicar el mal cancerígeno que lleva en su sangre, parece que ha sido ¡una pérdida de tiempo! no se pudo eliminar, pero, afortunadamente, tampoco lo dejó avanzar.
Pensando en ello, la mujer de 27 años reflexiona y concluye reconociendo que esta enfermedad es que quita la venda de los ojos, ese manto claro-oscuro que –para ella- muchas de las personas tienen a lo largo de su vida.
“Es simple, yo veo los días como una bendición, poder levantarme en las mañanas es una ventaja y disfruto la vida con todo y sus defectos; sin embargo, hay personas que no ven la vida con estos ojos, se enfocan diariamente al trabajo, dejan de lado la familia, solo piensan en el dinero, si todos tuviéramos conocimiento de las horas o días que nos quedan, cambiaría el sentido de la vida y la manera de ver las cosas” expresó con una sonrisa.
En este sentido, agradeció no ser una oveja más del sistema. Sentirse con la total libertad para hacer las cosas la ha vuelto fuerte, sin temor, valiente, cualidades que muchas personas carecen y que no todos, se atreven a desarrollar.
¿Qué has pensado sobre tomar el segundo tratamiento?
Si bien podría funcionar, no me gusta la idea de sufrir de nuevo. Los tratamientos contra el cáncer son muy agresivos. Además creo que podría perder mi tiempo de nuevo. A veces solo pienso en seguir disfrutando de la compañía de mis hijos y mi madre, esperando hasta que Dios diga.
Muchas personas, tienen la idea de la muerte errónea. Creo que es dejar de sufrir, ¡ya no pensar en las deudas! –Señala entre carcajadas- Pienso que es solo cerrar los ojos y entrar en un sueño eterno, de esos en los que no recuerdas lo que paso por tu mente. Para mí pienso que es como dejarte llevar por las olas del mar.
¿Y tus hijos, crees que podrían vivir sin su madre?
Obviamente me extrañarían, por ellos no me es fácil dejar de lado mi tratamiento y no luchar por salir triunfante de esta pelea contra el cáncer. Creo que mis hijos, mi madre y hermana me llorarían, soy la niña grande de la casa, pienso que apagaría una luz en ellas. No quiero ni pensar en los reproches que haría mi hija por no estar a su lado durante su adolescencia.
¿Has hablado con el médico que lleva tu caso? ¿Qué te ha recomendado?
Si.
Está convencida de que el tratamiento funcionara, pero bueno, aunque estoy consciente de que puede ser cierto, también es obligación de ella convencerme de hacerlo. La doctora y todos quieren lo mejor, pero sinceramente, nunca saben lo doloroso que puede llegar a ser, eso es lo que me quita la motivación. Agradezco que se preocupe por mí. Si fuera mi amiga, mi hermana, mi abuela, mi madre quien me asegurara lo que ella me dice, quizás no la estuviera pensando en estos instantes.
¿Cuándo esperas tomar una decisión?
Dejare que el tiempo siga su rumbo, esperare a que sienta una descarga eléctrica, que algo me susurre al oído y diga, ya es tiempo o bien, esperar a que se concluya mi tiempo sin preverlo -dijo en tono sarcástico-.
¿En tanto que harás?
Bueno, creo que lo primero es dejar de estar triste, dejar que el tiempo tome su rumbo nuevamente, no puedo estar “bajo la cama” escondiéndome del monstruo por siempre, debo salir a enfrentarlo en cualquier momento, solo que este round por ahora me ha dejado exhausta, así que tomare mi segundo aire y saldré a pelear nuevamente.
¿Eso es un sí para el tratamiento?
Hay un 80 por ciento de probabilidades que me anime a tomar un segundo tratamiento, pero por ahora no quiero pensar en eso, como te digo, solo quiero tomar fuerzas nuevamente para volver a la pelea, si es que el tiempo y Dios me lo permiten, sino, estaré feliz de haber podido disfrutar del poco o mucho tiempo que tuve en esta vida…la charla se cierra con el final feliz que siempre da una gran sonrisa y con el deseo de que esta se prolongue por años.