¿Ya le pusiste su ofrenda a tus mascotas difuntas?; Según la tradición te visitan este 27 de octubre
El altar deberá contener aquellos objetos y alimentos que más disfrutaban
26 de octubre de 2024
Como ya es toda una tradición en México el Día de Muertos, en la que el recuerdo de los seres queridos sigue vivo a través de las ofrendas, en los últimos años comenzó a incluir a las mascotas que han sido parte de nuestras vidas, este 27 de octubre es la fecha dedicada para recordar a las mascotas fallecidas, por lo que se recomienda tener listo un altar para recibir a los animales, que según regresan brevemente desde el Mictlán.
Estas ofrendas suelen contener aquellos objetos y alimentos que los animales más disfrutaban, deberá contar con lo siguiente: Una fotografía o imagen de la mascota, agua, para ayudar a saciar la sed de las almas de las mascotas que regresan de su largo viaje.
Velas, que sirven para iluminar su trayecto de regreso, asegurándonos de que encuentren el camino hacia nuestro hogar, alimentos y premios, ofreciéndoles aquello que tanto les gustaba en vida.
Sus juguetes preferidos recuerdan los momentos de alegría y se colocan con la esperanza de que puedan disfrutarlos una vez más.
Las flores de cempasúchil no pueden faltar, con su vibrante color naranja y su característico aroma, se cree que tienen el poder de guiar a las almas hacia la ofrenda, las cuales se colocan en el altar o a lo largo del camino hacia la ofrenda, para que su esencia guíe a tu mascota en su regreso.
El tradicional papel picado que funciona como una especie de canal comunicativo entre la vida y la muerte. Pan de muerto circular, que representa el ciclo de la vida y la muerte, asociándose con la eternidad.
Calaveras de azúcar, representando a la muerte y su poder de siempre estar presente y si conservas las cenizas de tu mascota puedes colocarlas en la ofrenda como una forma de rendirle homenaje. Este gesto simboliza la permanencia de su espíritu en tu hogar.
Cabe resaltar que, en México, el Día de Muertos se vive como una celebración del vínculo eterno que tenemos con aquellos que ya partieron, reconociendo que, aunque ya no estén físicamente, siguen acompañándonos en espíritu.