La carretera federal que conecta los estados de Chihuahua y Durango, se encuentra en condiciones deplorables, a pesar de ser una vía de uso diario para conductores y transportistas. La falta de mantenimiento por parte de las autoridades federales ha convertido esta carretera en un peligro constante para quienes la transitan.

El mal estado del asfalto obliga a los guiadores a zigzaguear entre los carriles para evitar los numerosos baches de gran tamaño que cubren gran parte de la vía. Esta maniobra, aunque es necesaria, incrementa el riesgo de accidentes. En un reciente recorrido por la arteria, se observaron al menos dos vehículos afectados por esta situación.